No es un buen día para robar

Fernanda Daniela López De la Paz 

Un taxista llamado Juan empezó el día como siempre desde hace 8 años, se levantó de su cama para dirigirse al baño, lavarse la cara y verse con odio por tener una vida aburrida y rutinaria que no lo lleva a nada, sin pareja, sin ahorros suficientes, sin nada que le dé algo de excitación en su asquerosa vida; se quedó analizándose en el espejo por unos minutos y dijo en voz alta “eres una basura de la sociedad, no has hecho nada en tu vida, solo desperdicias espacio y aire en el mundo, para acabarla de joder eres tan cobarde que ni siquiera tienes los huevos para suicidarte me das lastima pobre bastardo”, después de verse con asco en el espejo procedió a ponerse su uniforme y a dirigirse a su taxi viejo un Tsuru descuidado que aunque lo odiaba también lo respetaba porque era lo único que le producía un poco de dinero si quiera para comer y comprarse un botella de mezcal, manejando por la transitada ciudad en busca de un pasaje, un joven no muy mayor le hace la parada y se sube al taxi, Juan al preguntarle a donde se dirigía el joven de nombre desconocido saca una pistola de calibre pequeño y le apunta en la cabeza diciendo “Dame todo el dinero que traes”, Juan solo lleva consigo 500 pesos para la gasolina del taxi, el joven repite múltiples veces “Que me des el dinero c@brón”, Juan enojado le dio todo el dinero que tenía, el joven al tener el dinero se baja velozmente del taxi y azota la puerta, Juan sintió un fuego en su pecho, sintió tanta rabia y odio de sí mismo y del mocoso que el arrebato su dinero no dejaría que un niño que apenas tiene vello púbico le quitara su dinero el cual le cuesta día a día conseguir, así que sin pensarlo arranca a toda velocidad sin importar quien este en el camino hasta alcanzar al joven y atropellarlo, Juan se baja del taxi y al ver que solo estaba mal herido Juan empieza a golpear al joven sin piedad descargando toda su furia acumulada por años dejándolo casi muerto, Juan revisa al joven y le quita su propio dinero pero ahora esta ensangrentado, toda la gente en la calle ve a Juan con miedo y lo único que él hace es subirse a su taxi y arrancar llevando una gran sonrisa.