Cuento Local.
José María García Caballero Había una vez en una gran ciudad muy cerca de aquí, un taxista llamado don Joaquín, era un hombre trabajador y algo que lo caracterizaba es que amaba los animales. Tenía un perro que lo crío desde que era pequeño, llamado Rayo. En una mañana, el taxi salió a trabajar y se llevó consigo a su perro. Después de una larga jornada laboral, don Joaquín y su perro bajaron del taxi, cuando iban a cruzar la calle, el perro corrió a su casa y sin darse cuento un carro que venia a gran velocidad atropelló en un instante a Rayo matándolo instantáneamente. El chofer del vehículo se fue sin hacerse responsable de sus acciones, cuando Joaquín vio las placas identificó que el conductor era su vecino Tomas. Él amaba a su perro como si fuera su hijo, así que de esa manera y teniendo esa idea, decidió hacer pagar con la misma moneda lo que le hizo. Matar de la única manera a su hija. Un día el taxista esperaba en frente de la escuela donde la hi...